Amanece por mi ventana

Toca levantarse.

Por la ventana atraviesa un pedacito de Sol alumbrando la habitación. Aunque se oculta a veces. Debe haber nubes en el cielo. Parece como si el Sol enviase un mensaje en morse. A modo de juego. O tal vez no sea un juego. ¿Y si nuestra estrella estuviese comunicandose?

Quizas... no sé.

Tengo ideas locas, ya sabes, de esas que te gustan escuchar. De las que, con paciencia, das toda tu atención y ofreces tu sonrisa.

Sí, esa que justo tienes en estos momentos.

Con tus labios, sin pronunciar palabras, me dices tanto.

Mensajes sin sonidos, tan poderosos que pueden sacar a un corazón perdido en un laberinto.

Eso es lo que hace tu sonrisa.

Como el Sol que viene a visitarme cada mañana. Como la brisa. Sí, porque también me refresca mi cara, mi piel, mi alma.

El día comienza otra vez, el Sol me ha traido el recuerdo de tu sonrisa de nuevo.

Ya estas conmigo, aquí, siempre, a mi lado.